Actor social que partiendo de los miedos reales o imaginarios del vecindario impone una autoridad, un orden y un control sobre el espacio barrial más allá de la legalidad. En ocasiones, la policía es el agente estatal encargado de gestionar los problemas que la desigualdad capitalista genera en forma de ilegalismos. Así mismo, la policía es la encargada de velar por la circulación de vehículos y de los flujos comerciales. Pero cada vez más, la policía ocupa, tareas muy diversas, como velar por “la educación de los niños”- áreas de intervención relacionadas con el trabajo social y la educación, es decir, se ocupa cada vez más de tareas “preventivas” y no tanto represivas (aunque evidentemente, muchas son las personas que son objeto de esa represión) por lo que los policías, en colaboración con los educadores, trabajadores sociales, etc., llevan a cabo una “prevención de conductas de riesgo”. Es así como la policía, lejos de ser vista como el brazo armado de los intereses de las élites, es considerada un servicio al ciudadano tan fundamental o más que la sanidad o la educación. El resultado es que las causas del miedo -desigualdad, segregación- que dio lugar a la justificación de la policía, quedan intocadas si no profundizadas, proporcionando, eso sí, un sucedáneo de seguridad que hará al vecindario más dependiente de las instituciones a la hora de gestionar su espacio.
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