VIA VASCA HACIA EL ESTADO VASCO vs. SENDEROS HACIA LA LIBERTAD
«Nuestro objetivo es construir un Estado Vasco que haga realidad la justicia social y la soberanía plena, lo que no es solo una meta, sino el propio camino a seguir.» La hora de la voluntad popular, EHBildu y EHBai.
QUE ES EL ESTADO?
El Estado es una forma organizada de poder, que se puede amoldar a una monarquía,
una dictadura militar, a la democracia parlamentaria, al socialismo estatista, etc., repitiéndose
siempre esquemas similares: unos grupos dominantes ejerciendo el poder, unos cuerpos
represivos para mantenerlo, una moneda para pagarlos, un lugar -la escuela- de
adoctrinamiento a la moral y a los comportamientos del sistema; otros lugares -la prisión y el
siquiátrico- donde aparcar los diferentes tipos de disidentes. Siempre, el trabajo como
actividad básica y valor supremo y una legislación al servicio de la dominación. Por otra
parte, el Estado se circunscribe a un espacio geográfico que se podrá extender o reducir a partir de los conflictos tanto «nacionales» como «internacionales» dependiendo de su potencial
bélico y financiero. Dentro de lo que considera su territorio, incluye de forma arbitraria
lugares, individuos, pueblos, naciones, etc… a menudo diferentes. Les fuerza a tener un devenir
histórico, social, económico y/o cultural común al tiempo que los separa, por medio de las
fronteras, del resto de la humanidad.
El Estado es la instauración de una relación social que se fundamenta en la división entre los que mandan y los que obedecen, ejerce el poder político gracias a la institucionalización de éste, que lo separa de la sociedad y lo transforma en una estructura de dominación y que consiste en el control de la producción de sociabilidad, es decir, de las relaciones humanas. La estructura de la dominación emerge en función de la institucionalización del poder político, lo que permite que la instancia política se autonomice de la sociedad. Sami Nair afirma que: “El mecanismo representativo convirtió la desigualdad real de las clases en el igualitarismo abstracto de los ciudadanos, los egoísmos individuales en una impersonal voluntad colectiva, lo que de otro modo habría sido el caos en una nueva legitimidad estatal”.
Nos quieren convencer de que no hay alternativa ni al Estado ni a sus instituciones, que pueden ser a lo sumo algo mejoradas, perfeccionadas, vestidas con “rostro humano”, pero nunca superadas, abolidas. Que la independencia sólo es posible a partir de la creación de un «estado propio». No existe tal posibilidad ni desde una perspectiva nacional ni desde una perspectiva social. El estado se mantiene siempre por encima y contra la población a la que gobierna. Todos los estados están siempre al servicio de unos grupos dominantes. Queda claro que la dominación continuaría siendo esencialmente la misma. No ha existido nunca un estado que fuese la libre expresión de la población, esto significaría que ha perdido sus atribuciones hasta tal punto que ha dejado de ser estado.
El estado es siempre un fenómeno administrativo-represivo, un fenómeno jurídico e institucional creado para someter a la población. Un hipotético “estado vasco”, un “estado socialista vasco”, son tan sólo diferentes variantes administrativo-represivas, pero nunca serán el pueblo.
Todos los estados están siempre al servicio de unos grupos dominantes. No existe el estado ideal que representa a toda la comunidad nacional.
La independencia es la ruptura con toda forma de dominación, la no delegación de la
propia capacidad de decisión y actuación. Es por eso que la independencia es esencialmente individual antes que nacional, y, por descontado, mucho antes que estatal.
La Vía Vasca es un proceso de transformación y de autoorganizacion. La hora de la voluntad popular, EHBildu y EHBai.
«Allá donde llega el estado no hay ni autoorganización, ni autogestión.»
Los pueblos, las comunidades, son capaces de ocuparse de lo suyo, de organizarse por su cuenta, de funcionar y satisfacer sus necesidades reales sin la tutela del Estado, Chiapas y Kobane son dos buenos ejemplos. Lo que ahora es una excepción, antes era la regla. Fundadas en la autoorganización como «totalidades indivisas» y autonómas, que construyen desde abajo una instancia de poder colectivo que conjura permanentemente la monopolización del poder y la división de la comunidad. Una organización social basada en la autonomía, la libertad y la indivisión; en constante lucha contra la división de la comunidad y la emergencia de prácticas de tipo estatal. Eran «comunidades contra el estado». Vestigios de esas comunidades han perdurado en de la Montaña Vasca hasta nuestros días. Su organización social se basaba en el apoyo mutuo, la solidaridad, en las formas de organización comunitaria y de la propiedad de la tierra, el batzarre (asamblea vecinal soberana), auzolan (trabajo entre vecin@s) y el artelan (trabajo para la comunidad).Vivían en un régimen igualitario, de usos y costumbres elegidos por ell@s mism@s, ajenas al poder estatal y antitéticas de éste, igualmente ajenas al sistema económico, social y cultural por él organizado. Hoy día aún quedan rescoldos de todo lo anteriormente descrito. Sólo están a falta de que se les sople.
En otro contexto, en los últimos años del franquismo y los primeros de la reforma de éste, ciudades, pueblos y barrios así como centros de trabajo y estudio de Hegoalde vieron como la asamblea se volvía la organización imperante.
POR UNA VIDA EN COMUN
“El individualismo es un invento moderno del siglo XVIII”. Foucault.
“El concepto de comunidad tiene que ver con el de acción colectiva”.
El único proceso constituyente que consideramos necesario e inaplazable, es el de la construcción de la comunidad en lucha contra el poder y por la libertad, la justicia y la igualdad. El que busque acabar con la opresión sin querer convertirse a la vez en opresor. Ya que es en la práctica y sólo en ésta, donde se puede visualizar y potenciar las ideas de libertad, por eso debemos desconfiar de las teorías que provienen de la seguridad y la acomodación de intelectuales. Hay que pensar desde la práctica, buscar en la experiencia de libertad, más libertad.
El compartir actividades y resolver situaciones problemáticas en común permite entender el mundo de otra manera y liberar las mentes y corazones de ataduras, ambiciones y egoísmos. Practicar la solidaridad, creando comedores comunitarios para l@s necesitad@s, por ejemplo; la autonomía alimentaria cultivando huertos en común, organizando nuestro tiempo libre y el de nuestros niños y niñas, la des-educación, la fiesta y la juerga; en fin, auto-organizar y autogestionar nuestras vidas en común, desde el mismo instante de nacer hasta el momento de morir. Estas prácticas harán que cada vez sean menos los “yo” y más los “nosotr@s”, prueba evidente de que vamos por el buen camino. Hacer ver que se puede vivir de otra manera, que la afectividad, el respeto mutuo, la comunicación cara a cara, cuerpo a cuerpo y las reflexiones no tienen por que ser algo que se queda en la intimidad del hogar o en el cada vez mas reducido núcleo de amistades. De ahí la importancia de lo local, del barrio, donde las miradas puedan tejer nuevas sensibilidades y empatías; como la amistad, la vecindad, la simpatía, el respeto,... que tod@s las deseamos y tod@s las tenemos, muchas veces bajo la dura costra que la infelicidad ha ido acumulando sobre nuestro ser.
Se trata de construir otro tipo de relaciones sociales, basados en la autonomía, el apoyo mutuo, en recuperar saberes e identidades en estrecha relación con la madre tierra y el «entorno» natural, volver a la raíz.
La comunidad se constituye desde el “hazlo por tí mismo”, es decir a traves de la” acción directa”.
POR DONDE EMPEZAR?
“No existen ni los bosques, ni los desiertos helados o ardientes en el que el ser humano pueda probar que es posible vivir en libertad fuera de la sociedad de la servidumbre, fuera del Estado”.
El territorio junto con la comunidad son los dos elementos indispensables para experimentar otras maneras de vivir. El robo de las tierras comunales, junto a la plusvalía usurpada por el capitalismo a la clase obrera, han hecho que la propiedad privada permita la existencia de la abundancia para un@s poc@s y la carencia para la mayoría. La desigualdad invade todo el entramado social, y es el mayor obstáculo para que se den unas relaciones basadas en el apoyo mutuo. Tendremos que empezar con lo que disponemos, ampliandolo con la reapropiación de forma colectiva del territorio/espacio ocupando tierras, casas y locales en desuso, poniendo en practica la no-economía, ruralizando ciudades y pueblos urbanizados, la creación de huertos para el autoabastecimiento, etc. Sin olvidar que la propiedad es la principal fuente de poder social y su defensa constituye lo que se oculta detrás de la denominada Razón de Estado. Por lo que este último no nos lo pondrá fácil.
Pero antes que la propiedad o el capital está la autoridad, y no estamos hablamos sólo del aparato coercitivo del Estado o de sus edificios y símbolos (Ejército, gendarmes, cárceles, escuelas, edificios administrativos... etc), nos referimos sobre todo a los mitos y creencias que hacen de él una fortaleza aparentemente inexpugnable y que nos advierten que no se puede vivir sin autoridad, que es una utopía, que no merece la pena intentarlo. En nosotr@s está hacer buena la utopía de vivir en un mundo en armonía con la naturaleza, en paz y libertad, sólo nos falta confiar en nuestras propias fuerzas. Y oponernos a cualquier estrategia que posponga la realización de nuestros sueños a unos tiempos que nos dicen serán mejores o más propicios. No hay tiempo que perder. “EL FUTURO ES EL PRESENTE”.
Rustici in bagaudam
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